Este artículo está basado en un hecho real. El texto puesto en negrita es la explicación de uno de los 7 Principios Herméticos.
Hoy era mi primer día en la universidad. La primera clase de matemáticas. La presentación.
– Mi asignatura no la aprueba nadie. – Esas fueron las primeras palabras de la profesora.
Bonita presentación. ¿Verdad?
Nada más decir esto, yo pensé para mis adentros.
– Pues yo sí que la voy a aprobar. de Mentalismo: Pienso que voy a aprobar.
Y claro, según fueron transcurriendo las clases comprendí el porqué de sus primeras palabras. Lo que estábamos dando no lo había visto jamás en mi vida. Todos en clase nos volvíamos locos. Nadie entendía nada. Y no sólo que no entendiésemos nada. Es que no permitía ningún tipo de pregunta. Le planteabas tus dudas y era como si se lo estuvieses contando a la pared.
Pero yo lo tenía claro. Iba a aprobar matemáticas sí o sí. Hablé con una amiga que ya había hecho la carrera de matemáticas. Seguro que ella controlaba todo lo que estábamos viendo en clase. No lo controlaba del todo. No lo había visto nunca. Pero sus conocimientos previos fueron suficientes para entenderlo todo. P. Causa y Efecto: Como mi amiga había estudiado la carrera de matemáticas, pudo entender con facilidad los contenidos que estábamos viendo en clase.
Durante infinidad de tardes nos estuvimos viendo para así ir integrando en mí cada cosa nueva que dábamos en clase. El temario iba aumentando, pero cada día me sentía más segura de mí misma y de mis conocimientos de matemáticas. Iba más tranquila a clase. Atendía como siempre. Pero ya sus sandeces y sus faltas de respeto me resbalaban.
- P. Causa y Efecto: Como ya me sentía más segura, era capaz de pasar por alto las borderías de la profesora.
- P. de Correspondencia: La seguridad en mí misma y mi confianza en mí misma a la hora de hacer los ejercicios era la misma que la que tenía al poner frente a mí a esta profesora tan encantadora y los nuevos contenidos los que nos impartía.
Pero claro, como estábamos viendo cosas que no había visto en mi vida, necesitaba practicar mucho. P. Causa y Efecto: Como es algo nuevo, he de practicar.
Para ir de la universidad a casa tenía que coger dos autobuses diferentes. El recorrido al completo duraba alrededor de una hora. P. Ritmo: Todos los días invierto una hora de ida y otra hora de vuelta para ir de mi casa a la universidad y de la universidad a mi casa. En total eran dos horas todos los días. ¿Qué hice entonces? Como todo lo que estábamos dando era con números, busqué números a lo largo de mi trayecto. Al principio pensé en los números de los portales de las casas, pero la cosa era un poco más complicada. En clase siempre usábamos números de dos y tres cifras por lo que decidí coger las matrículas de los coches. Eran números de cuatro cifras. P. Causa y Efecto: Como los números con los que trabajamos tienen tres cifras, las matrículas de los coches eran más adecuadas para practicar.
Estábamos dando la descomposición de los números en factores primos y los criterios de divisibilidad de varios números (2, 3, 5, 7, 11) y aprenderme todo eso me resultaba más que complicado. ¿Qué hice entonces? Me puse a jugar con las matrículas de los coches y a descomponerlas en factores primos. P. Causa y Efecto: Como lo que estaba dando era difícil, usé las dos horas de los viajes en autobús para practicar y estudiar matemáticas.
Así estuve haciendo durante varios meses mis dos horas diarias de prácticas en la descomposición de números en factores primos. Esto me daba más seguridad. Pero además, al sentirme más segura, ya la profesora no me daba tanto miedo. De hecho, no me daba ni pizca de miedo. Cuando nos planteaba preguntas a toda la clase, yo me sabía la respuesta. Se la decía. Y eso la traía por la calle de la amargura. Se cogía unos rebotes impresionantes. P. Causa y Efecto: La práctica hace que me sienta más segura. La seguridad hace que dé las respuestas. Esto hace que se enfade. Es todo un torbellino de causas y efectos donde el efecto, a su vez, se convierte en la causa del siguiente efecto. Es como una espiral.
Transcurridos unos tres meses, ya era el momento de nuestro primer examen. P. Ritmo: El primer examen en la facultad siempre era después tres meses. Todos mis compañeros estaban muertos de miedo. No entendían nada. Sabían que iba a ser imposible aprobar. P. Causa y Efecto: Como no entienden las cosas, saben que no van a aprobar. Y esa seguridad en que no van a aprobar les hace tener miedo. Pero en mi caso era diferente. Yo estaba totalmente segura de que aprobaría. P. Polaridad: Mis compañeros piensan que no aprobarán y yo sí.
Durante el examen yo fui desarrollando todos los ejercicios con total seguridad. P. Causa y Efecto: Como me lo sabía bien, me sentía segura de lo que iba escribiendo. Pero de repente, cuando tuve que hacer la explicación del desarrollo de un ejercicio, se me generó la duda de cómo se escribía una fórmula matemática. Podía no ponerla, pero era básica en la explicación, por lo que la puse. P. Polaridad: Podía no haber puesto la fórmula. Sí – No. Al final la puse.
Continúa en http://www.comprendiendolarealidad.com/matematicas-apruebas-o-no/
-Sara Estébanez-
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