– ¡¡Bffff!! No puedo más. Estoy cansada de todo. Mi marido no valora lo que hago, el director del colegio exactamente igual, mis hijos lo mismo y así todo el mundo. ¿Por qué narices nadie me tiene en cuenta y me hace ver que lo que he hecho no vale para nada? ¿Por qué todo el mundo me hace sentir inferior cuando hablo con ellos? Tengo la sensación de que no valgo nada cuando estoy con ellos. – Se dijo para sus adentros.

– Porque tú piensas esto de ti misma. Porque en todo momento no estás dando ningún valor a lo que haces. Porque no crees en ti ni en tus decisiones. Porque dudas en todo momento de tus decisiones. ¿Quieres más? Lo que los demás te dicen es lo mismo que tú te dices a ti misma. Aunque no lo verbalices, tus pensamientos se ven afuera.

– ¡Eso no es cierto! ¡Yo me valoro! – Refunfuñó para sus adentros.

– ¿A sí? Te pasas todo el día en el colegio, con tu tutoría y todos los asuntos de la secretaría. Después, cuando sales del colegio, recoges a tus hijos, les llevas a sus actividades extraescolares, haces la compra, y recoges la casa. Y no sólo eso, luego te llevas cosas del trabajo a casa. ¿Me equivoco?

– No, para nada. Ese es mi día a día.

– ¿Y luego por las noches qué te dices a ti misma? Que eres una tal o una pascual porque no has hecho la cama o no has comprado esto o lo otro. Y sobre el trabajo lo mismo. Piensas que hoy no has hecho nada a pesar de haber hecho mil cosas. Te juzgas a ti misma porque te ha faltado un ejercicio por explicar a tus niños, o te ha faltado un papel para llevar al centro, etc., etc., etc. ¿Me equivoco? A que no.

– No. – Reconoció para sus adentros ya sin tanta entereza y cabizbaja.

– Pues como te valores tú, así lo harán los demás. ¿Qué te criticas? Te criticarán. ¿Qué das importancia a lo que haces? Te reconocerán y valorarán lo que haces. Todo depende de lo que te digas a ti internamente. Los demás sólo son un reflejo de lo que tú te dices a ti misma. Cambia tu propio diálogo interno y los demás también lo harán. Lo que ves afuera, te guste o no aquello que ves, es la viva imagen de lo que hay en tu interior. Piénsalo, plantéatelo. Recapacita sobre ello. Y la próxima vez que te sientas tentada a hacerte una crítica poco constructiva, recuérdate que después, los de afuera harán lo mismo.

Continuará…

-Sara Estébanez-

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