Muchas veces estamos pensando desde un posible futuro. La cuestión está en que lo único es real es nuestro aquí y ahora. El futuro no está aquí. Pero bueno, pasemos esto por algo.

El problema es que el futuro que imaginamos y predecimos la mayoría de las veces es negativo. Es un “Nos va a pasar cualquier desarreglo”. “Vamos fracasar en…” Y así hasta “el infinito y más allá” como diría Buzz Lightyear. En nuestra mente están los miles “y si…” totalmente indeseables. “Y si me roban el coche”. “Y si tengo un accidente.” “Y si me tengo que jubilar antes de tiempo”

Desde pequeños nos enseñaron a ver las horrorosas consecuencias que podían acontecer y viviríamos en el “y si en el futuro…”. Nos han hecho vivir desde la carencia, desde el “no voy a tener”, “me va a faltar” y así un montón de dificultades que nos puedan surgir. “Si no apruebas te voy a castigar.”. “Si no estudias una carrera no vas a tener dinero para vivir.”. ¿Te suena esto de algo? Estoy segura de que sí. Pero, ¿y cuántos de esos presagios eran positivos? “Si apruebas vas a poder pasar de curso.” “Si trabajas en lo que te gusta podrás disfrutar de tu trabajo.”

Algunos de esos “presagios” pueden convertirse en algo real. Nadie lo niega. Pero fíjate, cuando estamos pronosticando algo, cuando estamos centrando nuestros pensamientos en ello, cuando estamos obrando en relación a ese augurio, ¿qué es lo que estamos haciendo? Atrayéndolo a nuestra vida.

Nuestra realidad es la consecuencia de lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Entonces, ¿para qué pensar en que voy a tener una catástrofe financiera? Si pienso en ella, si estoy centrada en ella, si le pongo toda mi energía, ¿qué voy a conseguir? Eso, una catástrofe financiera. Una realidad que no deseo.

Y ahora lo contrario. ¿Y si en vez de pensar en cosas indeseables ponemos nuestro foco de atención en cosas que nos gustarían tener, hacer o ser? No desde la carencia. No desde el “yo no tengo…”, sino desde el “lo puedo lograr”. Centrándonos en esos pensamientos de “yo lo puedo conseguir”, o desde “ya lo tengo”. Y no sólo pensamientos. ¿Cómo te sentirías teniendo aquello que desearías tener? Mejor dicho, ¿cómo te sentirás cuando lo tengas? Siéntelo. Vívelo en todo tú. Siente esa realización ese conseguir lo que tanto anhelas.

Aquello en lo que pones tu atención es lo que vas a traer a tu realidad. Por eso te pregunto, ¿qué quieres para ti? ¿Desde dónde quieres vivir? ¿Desde la carencia o desde la abundancia?

-Sara Estébanez-

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