– Siempre que voy a comprar me encuentro con el mismo señor borde que se cuela en la fila y te mira perdonándote la vida. Me da tanta rabia que estoy pensando en cambiar de sitio donde hacer la compra.
– ¿Para qué vas a cambiar de sitio?
– ¡Porque está ese señor! Me pone de mala leche y todo. No puedo con él.
– Si cambias de lugar en el que comprar le estás dando el poder a él. Estás diciéndole que él es más que tú. Él puede seguir comprando en el mismo sitio y tú, debido a él y a su comportamiento desagradable, vas a ir a otro lugar a comprar.
– ¿Y qué hago entonces?
– No mirarle.
– ¿Cómo no voy a mirarle? Me da asco. Mi cabeza funciona ella sola. Nada más entrar, recorre toda la tienda con la mirada a ver si está él.
– Nuestro cerebro procesa unos 400.000 millones de bits de información por segundo. Pero, en realidad, sólo procesa 2.000. En tu caso, esos 2.000 bits tuyos se centran en ese señor. ¿Por qué no poner la atención en otros bits diferentes?
– ¿Cómo?
– Tan fácil como ponerte a mirar otra cosa. ¿A que cuando estás buscando lo que tienes que comprar desaparece de tu punto de mira y tu atención pasa a la lista de la compra y las estanterías de la tienda?
– Mmm… ¡Sí! – Dijo entre dientes. Esta forma de ver la realidad le estaba rompiendo los esquemas.
– Es lo que te digo. Nuestro cerebro procesa unos 400.000 millones de bits, pero sólo somos conscientes de 2.000. En la tienda hay muuuuchas más cosas a parte de ese señor. Están las estanterías con los miles y miles de productos que hay en cada una de ellas. Otras personas a parte de ti y “tu amigo”, otros clientes y los trabajadores. Y así infinito número de cosas en las que puedes poner tu atención. ¿Por qué centrarte en ese señor?
– Porque me crispa.
– Y te seguirá crispando en tanto en cuanto le sigas dando tu atención y tu poder. Mira otras cosas. Disfruta del aroma de la tienda, del decorado, de la organización de las cosas, de la textura del pan o de la fruta. Hay millones de cosas en las que te puedes centrar. Tú eliges hacia dónde girar tu cabeza y en qué centrar tu mente.
– Tienes razón. La próxima vez que vaya probaré a mirar otras cosas que no sean ese señor. Gracias.
-Sara Estébanez-
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