Muchas veces no somos conscientes de que el de enfrente es un reflejo nuestro. La definición del Principio de Correspondencia lo dice claramente, “Como es adentro, es afuera.” Lo que pasa es que muchas veces no somos conscientes de ello. Esa actitud que vemos en el otro a lo mejor no la hemos tenido hace cinco minutos. A lo mejor fue una forma de responder que tuvimos hace veinte años.

Lo que decimos y hacemos viene devuelto como un boomerang. Pero la vuelta no es instantánea. Piensa en el boomerang. Dependiendo de la fuerza con la que lo lances, así tardará en volver éste. Y lo mismo sucede con lo que hacemos, decimos y pensamos. Dependiendo del momento y de las circunstancias en las que lo llevamos a cabo y del momento en el que nos encontremos a día de hoy, así vendrá de vuelta antes o después.

Hay cosas de las que sí somos conscientes y de las que sí nos identificamos como responsables, pero hay otras de las que no. Si no me presento al examen de matemáticas, difícilmente aprobaré. O si no estudio medicina será complicado que pueda ejercer como médico en un hospital. ¿Verdad? ¿A que esto lo ves como algo lógico? El problema es que hay otras cosas de las que no somos conscientes y muchas veces culpamos al otro de nuestras “desgracias”.

¿Y sabes qué pasa cuando responsabilizamos al otro de todo aquello que nos desagrada? Primero, que le estamos dando el poder sobre nuestras vidas. Pero, sobre todo, que no nos estamos dando la posibilidad de que las cosas cambien.

Si vamos al origen de lo que estamos viviendo en este momento y lo arreglamos, nuestro presente será otro. ¿Por qué? Porque has arreglado la causa. Y si arreglas la causa, arreglarás el efecto.

El problema es que muchas veces no sabemos dónde está la causa, cuál es el origen de las consecuencias que estamos viviendo. ¿Quieres que te cuente dónde empezó todo? En tu relación con tus padres. Sobre todo las chicas con nuestro padre y los chicos con nuestra madre. Aunque ambos progenitores tienen su relevancia, pero sobre todo, el del sexo contrario al nuestro.

Y volvemos a lo que te comentaba antes, si vas a la causa, cambiarás el efecto. Por eso te invito a que veas este vídeo y hagas los ejercicios que éste propone.

Esto mismo está explicado en el libro “La ley del espejo” de Yoshinori Noguchi.

Te recomiendo que veas los dos. Que veas el vídeo y que leas este libro. Estoy segura de que no te dejarán indiferente.

Si tienes alguna duda de cómo hacer los ejercicios escríbenos a crecimientopsicoeducativo@gmail.com y te ayudaremos.

-Sara Estébanez-

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