Quizás te haya pasado alguna vez que estás intentando cambiar tu forma de acción o tu forma de proceder y casi sin darte cuenta, te estás comportando de una manera automática pero de otra forma diferente.

Esto es bastante común, aunque no nos hayamos parado a pensar qué es exactamente lo que nos está pasando.

Cuando nos pasa una cosa así nos extraña, nos llama la atención y hasta puede que nos enfademos porque nos retrasa en el crecimiento personal.

Esto se llama “Programas Ocultos” o como dice una paciente mía “Programas de Maruja” esos que le salen en automático y que la sabotean y evitan que haga  cosas que son buenas para ella.

Son los saboteadores, todo aquello que aparece cuando estamos intentando crecer cómo personas. Y que la mente de manera inconsciente hace que aparezcan casa sin darnos cuentas. Los tiene automatizados y en algunos casos ni sabemos que estaban ahí.

La gran mayoría, por no decir todos, de estos programas están sujetos por una o varias creencias que pensamos de manera habitual y que los activa de manera constante.

Os pongo un ejemplo: Queréis empezar a llevar una vida más activa yendo haciendo más deporte. Aquí aparece el pensamiento consciente de “Quiero tener mejor salud” (por ejemplo) Empezáis con buen ánimo y buena disposición, esto hace que estéis más contentos porque sentís que podéis. Pero un día, las fuerzas empiezan a flaquear sin saber muy bien porqué. Sin decaer os decís “mañana lo vuelvo a intentar” y así día tras día vais abandonando lo que habíais empezado a cambiar. Por regla general detrás de este tipo de situaciones hay creencias almacenadas que “sabotean” todo. Una muy común es “total para qué, si al final no voy a conseguir el cuerpo que quiero”. Ya está, es demoledora, opera a nuestras espaldas y baja nuestra autoestima.

Si en algún momento os habéis encontrado con que os pasan este tipo de situaciones, no os regañéis. Tener paciencia, el primer paso es tomar conciencia y asumir que existen los patrones ocultos. Después revisar qué creencia o creencias están detrás sujetándolos. Para, en último lugar, empezar a sustituir una creencia limitante por otra más operativa.

Soy consciente que el trabajo es más complejo de lo que puede parecer según os lo digo. Pero a largo plazo, merece la pena ir eliminando las limitaciones mentales.

-Ruth Fernández-