Nuestra intención al explotar determina la calidad de lo explotado.

¿Qué diferencia encuentras entre estudiar una asignatura para aprobarla a hacerlo con la intención de llegar más allá, poder hacer la carrera que quieres y trabajar en lo que de verdad te gusta? ¿Encuentras alguna diferencia? Percíbelo en tu cuerpo. Siéntelo en tu cuerpo. ¿Cómo te sientes estudiando para aprobar? ¿Y estudiando para conseguir tus sueños? Estoy segura de que tus sensaciones sin totalmente diferentes. Y ahí está la clave de todo.

Estudiar para aprobar no te motiva, no te da fuerzas para sentarte ahí a “perder el tiempo” estudiando esa asignatura a la que tan poco cariño le tienes, te hace sentirte pequeño, como si ésa tuviese más fuerza que tú.

Sin embargo, mirándolo desde el otro punto de vista todo cambia. Obsérvalo. Sólo con pensar en tus sueños cumplidos, que haces lo que realmente deseas, todo tú cambias. Para empezar, una sonrisa se dibuja en tu rostro. Tu posición a la hora de sentarte es erguida, con la espalda recta, como si le estuvieses diciendo a esos libros a esos apuntes que ahí estás tú, que tú eres más fuerte y no pueden contigo. Esto te da más ánimos, más fuerzas. ¿Verdad?

Ahí está la clave, en la intención con la que haces las cosas. Se pueden ver desde “lo que te quitan” y “lo que te dan”.

Sé que esto a veces nos resulta complicado. Pero, ¿quieres que te cuente un secreto? A veces yo también me pillo los dedos viendo una situación desde “lo que me quita”, no desde “lo que me aporta”. Es algo que no nos han enseñado a ver las cosas desde lo que nos aporta o desde lo que nos quita. Esto no se da ni en Matemáticas, ni en Conocimiento del Medio. Pero no por nada. Nadie nos ha enseñado que vivimos en un mundo dual donde todo tiene dos polos, uno positivo y otro negativo. Sí, en Física sí que nos han hablado del Principio de Polaridad. Pero eso, sólo a nivel de dos polos electromagnéticos que entre ellos se atraen y generan la luz. Y sólo aplicados a nuestra vida no en nuestro día a día cuando encendemos una bombilla. Pero ahora ya lo sabes, hay más.

Todo tiene dos polos, el positivo y el negativo. Sólo depende de ti desde cuál de ellos quieres ver tu realidad y hacer las cosas. ¿Desde el “no me gusta lo que estoy haciendo” y ver todo de forma negativa? ¿O desde la meta hacia la que me lleva aquello que estoy haciendo ahora, aunque no me guste?

-Sara Estébanez-

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