Ante cualquier situación tenemos tres formas de actuar diferentes.

  1. Desde el enfado, la ira, el reproche, yo lo sé todo.
  2. Desde la aceptación de la situación y el actuar en consecuencia.
  3. O desde el “pobre de mí” en la no aceptación de la situación y no hacer nada para arreglarlo.

Pongamos un ejemplo, un simple dolor de cabeza.

  1. La persona 1, se sentirá molesta por el dolor de cabeza. No el dolor en sí, que también, pero se enfadará por el simple hecho de tener la molestia. Se callará y no se lo dirá a nadie. Eso sí, el mal humor le “saldrá por las orejas”.
  2. Después, la persona 2 sí, le dolerá la cabeza, pero actuará en consecuencia. Realizará algún ejercicio de relajación. Se tomará una pastilla. Lo que sea, pero hará lo que sea para remediarlo.
  3. Por último, la persona 3 hará ver a todo el mundo sus molestias tratando de ser el centro de atención de todo el que le rodea. Incluso, no se tomará, ni hará nada para remediarlo. Incluso, a veces, aunque haga algo para remediarlo, hará ver a los de su alrededor que no le ha hecho efecto, que sigue con su dolor de cabeza.

¿Te suenan estos tres tipos de comportamientos? Estoy segura de que sí.

La cuestión es que a nivel personal podemos actuar de un modo u otro. Es nuestra elección. Pero cuando nos relacionamos con los demás esto tiene más implicaciones de las que te imaginas. El papel que elegimos adoptar va a condicionar nuestra relación con el otro.

  1. La persona 1 hará de Padre o tirano.
  2. La persona 2 será el adulto.
  3. La persona 3 actuará como un niño.

Hasta aquí genial. Lo que pasa es que una víctima, un niño, va a necesitar un padre, un tirano que ejerza su poder sobre ella. Y a la inversa igual, el tirano, para ejercer su fuerza necesita tener a su lado alguien a quien someter, alguien que carezca de fuerza interior o no la saque.

Después, por otro lado está el adulto, la persona intermedia. La persona que sabe, pero no impone. O que no sabe y busca información. Incluso, pide ayuda, pero no se deja someter, ni necesita someter a nadie. La fuerza y el poder están dentro de sí mismo. Los tiene él.

Entonces aquí mi pregunta. ¿Qué papel prefieres ejercer en tu día a día? Es tu elección.

Disfruta de la vida.

-Sara Estébanez-

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