Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que mejor captase la paz perfecta. Ordenó que recepcionasen y expusiesen todas las obras que llegasen a palacio por muy raras que les pareciesen.

 

Muchos artistas lo intentaron. A palacio llegaron miles de cuadros. Todos eran a cada cual más bello. Pero un día llegó uno de lo más tenebroso, con montañas, rayos, agua cayendo. Los siervos del rey estuvieron tentados en no exponer ese cuadro. ¿Cómo algo así podría simbolizar la paz? Aun así siguieron sus órdenes y lo expusieron en la galería.

 

El día de la exposición y la elección del mejor cuadro representando la paz había llegado. El rey entró a la galería y vio todos los cuadros uno a uno. Según los iba viendo, su rostros se volvía más y más triste. Ninguno de los que veía representaba lo que para él era la paz. Sí, eran muy bellos, pero no eran lo que el rey deseaba ver. Al final se quedó con los dos que más le gustaron.

 

El primero era precioso. Era un tranquilo lago sobre el que se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. El cielo era de un azul claro y casi sin nubes. Sus aguas estaban tranquilas. No había ni el más mínimo movimiento. Todo estaba en calma.

 

El segundo cuadro también representaba unas montañas, pero la escena era totalmente deferente. Eran unas montañas escabrosas. Sobre ellas había un cielo enfurecido. Estaba cayendo una tormenta gigante con rayos y truenos y un torrente de agua discurriendo montaña abajo.

 

El rey nada más ver los dos lo tuvo claro. Eligió el segundo para gran asombro de todos los asistentes.

 

– Pero Mi Señor, ¿cómo puede usted elegir este cuadro? La tormenta, los rayos y todo lo que hay en él no representan nada que transmita paz. – Farfulló uno de sus siervos.

– Sí, en el segundo está cayendo una gran tormenta, pero ¿te has fijado en lo que hay en esa pequeña grieta que hay en la roca? En ella hay un nido y un pequeño pájaro dando de comer a sus crías. – Explica el rey. – “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de todas esas cosas, permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”

Este pequeño relato lo representa muy bien. A nuestro alrededor puede haber miles de problemas, miles de dificultades. Todos tenemos situaciones que nos dañan y momentos difíciles, pero no es lo que vemos o lo que vivimos, sino cómo interpretamos eso que estamos viendo y viviendo. Cómo lo vemos y lo sentimos dentro de nuestro corazón.

Fuera la realidad puede ser una, pero está en nosotros cómo queremos interpretar lo que vemos y lo que queremos hacer a cada momento.

-Sara Estébanez-

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