– ¡Fíjate! ¿Te has dado cuenta de lo lento que anda “foot”?
– Sí, y es más, observa cómo tiene la espalda.
– Está como curva. Como si tuviese una chepa.
– Es más. ¿Hacia dónde está su mirada?
– Hacia el suelo.
– ¿Sabes por qué sucede esto?
– Pues no.
– Por su autoestima. Mira hacia abajo para no “cruzarse” con nadie. Para que sus ojos no se crucen con los de otra persona. Así se garantiza el no interactuar con el otro. Como no te veo, no te hablo.
– ¿De verdad? Yo pensaba que andaban así porque estaban tristes, para evitar tropezarse, o mil cosas más. Va despacio, así acongojado. Sin ganas de nada.
– Pues no. “Foot” va despacio mirando hacia el suelo, en dirección a sus pies, para no ver a nadie.
– Ya, “foot” va despacio. Pero luego también están los que van deprisa. Todo lo contrario que “foot”. Van ahí a toda leche.
– Sí. Mira ahí tienes a “run”. Es el vivo ejemplo de los que andan como si tuviesen prisa.
– Hombre, si tienes prisa, andas todo lo rápido que puedes.
– Pero, ¿siempre? ¿Andas todo el día a toda velocidad?
– Pues no.
– Pues “run” sí lo hace. Va a toda velocidad tenga prisa o no. ¿Te has dado cuenta?
– ¡Es verdad!
– ¿Para qué? Lo mismo que “foot” para no interactuar con el otro. Es un “tengo prisa”, “no me puedo parar”. ¿Para qué? Para no pararse a hablar con nadie.
– Es decir, tanto como “foot”, como “run” están evitando relacionarse con nadie. Uno mirando al suelo y otro yendo a toda prisa.
– Aún hay más. Si te fijas, cada uno lleva el tronco de un modo diferente. “Run” en vez de llevarlo curvado hacia el suelo como “foot”, lo lleva alto, erguido, como si fuese un soldado de infantería. Lo hace para mostrar al otro que tiene una gran fuerza. Es todo poderío. ¿Quién se va a enfrentar a alguien ahí sacando pecho y haciendo ver al otro que es alguien muy poderoso?
– Pues nadie. Claro. Lo que pasa es que en los dos casos me estás hablando de dos personas que tienen baja la autoestima. Pero también hay personas que tienen una buena autoestima. ¿Cómo anda alguien que tiene una buena autoestima?
– En los dos casos hemos hecho referencia a la velocidad en la que anda y a la postura corporal. ¿Verdad?
– Sí.
– En la postura del tronco, uno lo tenía curvado hacia el suelo y el otro curvado hacia atrás, sacando pecho. ¿Dónde está el punto intermedio? En la espalda recta, pero sin curvarla. Simplemente está ahí, recta.
– ¿Y la velocidad a la que va?
– El paso no es ni lento, ni rápido. Es intermedio. Es un paso normal. Ni paso tortuga, ni capitán del ejército. Se permite ver lo que hay a su alrededor. Se permite interactuar con el otro. Puede mirarle a los ojos con tranquilidad.
– ¡Madre mía! Y eso sólo con el modo en el que andamos. Impresionante.
-Sara Estébanez-
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