Si te pregunto dónde empieza el amor, ¿qué me dirías? Quizás no te hayas parado a pensar que todo comienza dentro de ti. “Lo que es adentro, es afuera”.

Según cómo estemos por dentro, según sea nuestro dialogo interno así será lo que veamos reflejado en el exterior.

Tanto si tienes pareja y pasáis por un mal momento, como si no la tienes y te planteas cómo buscarla, primero comienza por revisar cómo estás contigo mismo.

Dentro de las relaciones sentimentales solemos exigir o poner la responsabilidad en el otro de que me ame y se enamore de mí. Olvidándonos que el amor y el enamoramiento comienza con nosotros mismos.

Cada vez que nos decimos “No valgo, no me lo merezco, no soy capaz, nadie me quiere o nadie me va a querer nunca” estamos dinamitando la autoestima y la capacidad de ser feliz solos y al lado de otra persona.

Modificar el diálogo interno reconozco que no es fácil pero hay que intentarlo, tomarlo como un entrenamiento y paso a paso iremos consiguiendo el objetivo.

Lo primero que hemos de hacer es dedicar un tiempo a observar qué tipo de mensajes solemos enviarnos ante determinadas situaciones. Y también, a la par, reconocer cómo influye en el cuerpo tanto mensaje negativo.

Después de haber identificado los mensajes, los cambiamos por otros más positivos “soy merecedora de todo el amor del mundo”, “me amo” son unos ejemplos que puedes utilizar. Comenzaremos por repetirlos mentalmente como un mantra para que nuestra mente se vaya acostumbrando al cambio de dirección.

Pinta carteles con los mensajes y con algún dibujo o emoticono que identifiques con ese mensaje, un corazón por ejemplo. Colócalos por casa para poder tenerlos visibles y que la mente vea que le estamos acotando el pensamiento negativo. Que entienda ya no hay otra dirección por la que ir, más que por la del cambio.

Ten paciencia, las cosas no cambian de un día para otro. Pero irás sintiendo mejorías a nivel anímico, en tu forma de caminar, saldrán más sonrisas de tu cara, y en la mente el negativismo irá desapareciendo.

Recuerda que el principio “lo que es adentro es afuera” funciona aunque no seamos conscientes de que está.

-Ruth Fernández-