Me encantan los cuentos. Hoy os traigo uno que me gusta y que creo que es muy claro.
“Erase una vez un pueblo con una casa vieja y abandonada situada a las afueras de la villa. Poca gente iba por allí, a casi nadie le gustaba, les daba mala espina.
Un día de verano, un perro que pasaba por allí entró para protegerse del calor que hacía en la calle. Entro y se puso a investigar por la casa. De pronto entró en una de las habitaciones y empezó a ladrar de una forma potente, con enfado. Sus ladridos se podían oír por todo el pueblo. Salió corriendo y ladrando como si hubiera pasado algo malo dentro de esa habitación.
Al rato pasó otro perro por allí y entró a dar una vuelta. Era un perro curioso, que siempre iba moviendo la cola. Así entró dentro de la casa. Se puso a explorar y entró en la misma habitación que el otro perro, pero él estaba encantado. Todo el rato movía la cola, y sonreía. Cuando le pareció salió de la casa moviendo el rabo y con una sonrisa en la boca. Se le notaba feliz.
En esa casa deshabitada y vieja, había una habitación llena de espejos. Cada perrito encontró aquello que iba buscando”.
Y tú ¿qué quieres que el mundo te devuelva? Sonrisas o ladridos de enfado.
¿Cuál de los dos perros quieres ser?
Os lo dejo para reflexionar.
-Ruth Fernández-