¿Te ha pasado alguna vez? ¿Te has encontrado alguna vez con la sensación de haber vivido esa misma experiencia pero con otra persona? Has roto una relación con alguien, pareja, jefe, compañero de trabajo, amigo…, lo que sea. Después, comienzas una relación con otra persona y por arte de magia te encuentras viviendo la misma experiencia. ¿Que tu antigua pareja no te respetaba y la nueva tampoco lo hace? ¿Que en tu antiguo trabajo tus compañeros se reían de ti y en el nuevo ídem de ídem? ¿Te ha pasado alguna vez? Estoy segura de que sí.

Claro, de ahí me surge una duda. ¿Será que tu antigua pareja y la nueva se conocen y la una enseña a la otra como fastidiarte? ¿O los compañeros de una empresa se escriben con los de la nueva para decirse entre ellos cómo hacerte la vida imposible? ¿Tú qué crees? ¿Es algo habitual? Me imagino tu respuesta, “NO”.

Entonces, si esto no es habitual, ¿por qué sucede con tanta frecuencia? ¿Por qué cambiamos una compañía por otra y con la nueva sucede exactamente lo mismo que con la anterior? ¿Qué está pasando? Aquí, el único factor común de todo ello es uno mismo. Soy yo, yo y mis circunstancias, mis pensamientos, mis creencias y mi forma de ser. De ahí deduzco que algo estoy haciendo yo para que esto suceda así. ¿No te parece?

Pues hoy te invito a eso. A que analices qué haces, dices o piensas para que tus relaciones con personas nuevas sean iguales que las del pasado. ¿Qué estás haciendo tú para que tu relación con esa nueva pareja sea igual? Y digo pareja, pero lo puedes sustituir por cualquier otro tipo de relación, pareja, amigo o grupo de amigos, jefe, empleado… Si se te está repitiendo la misma experiencia con diferentes personas, tú tienes mucho que ver en todo ello. Y con esto no quiero echarte la culpa. ¡Para nada! Todo lo contrario. Con esto quiero seas consciente de ello y tengas las herramientas que necesitas para crear las relaciones que en verdad deseas tener.

¿Cómo hacerlo? Nuestros pensamientos y nuestros actos son los que hacen que nuestras relaciones sean de un modo u otro. Si tomamos conciencia de qué ha sido lo que nos han llevado a repetir de experiencia, lo tenemos fácil, lo cambiamos y ya está. Y si no encontramos el origen, no pasa nada. Ya sabes que actuando y pensando del modo que has hecho hasta ahora te lleva a una realidad que no es la que deseas. Con lo que algo deberás cambiar. ¿El qué? No lo sabes. Pero seguro que tienes infinidad de posibilidades con las que probar. Probando y probando, seguro que llega un momento en el que des en el centro de la diana y consigas la realidad que deseas.

¡Adelante!

Continuará…

-Sara Estébanez-