– Estoy hasta las narices de mis padres. No puedo con ellos. – Farfulló Luis nada más entrar por la puerta.

– ¿Y eso? ¿Qué te pasa? – Le preguntó Daniel. Nada más ver su cara sabía que estaba tocado.

– Lo mismo de siempre. Están como locos con que estudie derecho y con lo de que es tradición familiar. Es que en cuanto lo escucho se me ponen los pelos de punta y el estómago me arde. Y cuanto más pienso en ello, peor me siento. Mi vibración baja y baja. No puedo más. ¿Por qué no me respetan? Es que me encienden.

– A mí me pasa igual. Cada vez que pienso en mi futuro ahí trabajando en un taller y no pudiendo estudiar, la cabeza me da vueltas como si fuese un tiovivo con su musiquita y todo. Se pone ahí cual disco rayado repitiéndome que tengo que trabajar y no puedo estudiar. Me encuentro fatal. Necesito hacer que mi vibración suba sí o sí. Como tú. ¿Y sabes lo que hago en ese momento? Silencio ese disco rayado. Lo paro y pongo en su lugar otra música.

– ¿Cómo otra música? No entiendo. – Preguntó Luis.

– A mí escuchar música me hace feliz. Tocar mi batería es de las mejores cosas que tengo para elevar mi vibración. Me hace sentir maravillosamente bien. Entonces, ¿qué hago? Me pongo a tocar. A tocar o escuchar. Me imagino cómo suenan los platillos, la caja, el ritmo al que van, la velocidad. Incluso, cuando puedo, muevo mis manos imitando como si estuviese tocando mi batería. O escucho música. Claro, música de la que me gusta. Tengo grabaciones de mi grupo en el móvil. Me pongo los auriculares y le doy al play. Y ahí estoy, escuchando mis canciones preferidas y tocando mentalmente a la vez.

– Pues a mí eso no me sirve de nada Carlos. – Refunfuñó Luis. – ¿Y a ti Dani? ¿Tú haces eso?

– Sí. – Respondió Daniel.- A mí lo que más me gusta hacer es leer. Me voy a una biblioteca, saco un libro y me encierro en él. Si no tengo ya uno en el que esté ahí partiendo a cachitos estudiando hasta la última coma lo que explica. Sobre todo si es de informática. Ya sabes.

– Pues a mí eso tampoco me sirve de nada. – Gruñó Luis.

– Pues tiene que haber algo que te suba la vibración. Algo que te haga sentir bien. ¿Qué es lo que más te gusta hacer? Fíjate, a Daniel le encanta leer. Se pone ahí con un libro o un artículo. Lo subraya. Hace esquemas de lo que dice el libro. Yo me pongo a tocar mi batería o a escuchar música. ¿No es así?

– Sí. – Afirmó Daniel.

– ¿Y a ti? ¿Qué te gusta hacer a ti Luis? ¿Qué es lo que más te gusta en este mundo?

Después de un rato pensando Luis contestó.

– Percibir el olor de las flores.

A la vez que cerraba los ojos y respiraba profundamente como si tuviese un ramo de flores entre las manos.

– Pero yo no tengo ramos de flores ahí en casa. – Gimoteó.

– ¿Y si te lo imaginas? – Respondió rápidamente Carlos. – También puedes tener una planta con flores en tu habitación. O más fácil, ¿por qué no coges tu bote de colonia y te pones a olerla? Seguro que esto te ayuda. ¿Cómo lo ves?

– Pues no lo sé. Ya te contaré la próxima vez.

– Fíjate. Ha sido ahora mismo pensar en un ramo de flores y no veas la cara que se te ha puesto.

-Sara Estébanez-

Desde Caricias y Besos S.L. queremos seguir acompañándote en tu crecimiento personal ayudándote a comprender los principios herméticos, a ver cómo influyen en nuestra realidad, aplicarlos en tu día a día y te ayuden a ser feliz. Para ello puedes seguirnos tanto en la página web www.comprendiendolarealidad.com como en nuestra página de Facebook www.facebook.com/comprendiendolarealidadcom.

También estamos en Instagram en www.instagram.com/sexualidad_crecimiento. Te esperamos.