¿Has dicho alguna mentirijilla en tu vida? Estoy segura de que más de una vez alguna palabra falsa, alguna excusa, algo de lo que has dicho no ha sido del todo cierto. Sobre todo cuando eras pequeño. No te avergüences por ello. Todos hemos ocultado la verdad de algún modo en un momento determinado. Por vergüenza, por miedo, como medio de protección… Las causas son infinitas. Eso sí, tranquilo, yo no voy a enjuiciarte por ello. Yo soy la primera que alguna vez ha ocultado información a los de su alrededor.

Pero, ¿quieres que te cuente un secreto? Y este sí es verdad.

En realidad es “imposible” mentir a nadie.

¿Por qué? Verbalmente lo podrás hacer, pero tu cuerpo no dirá lo mismo. ¿Recuerdas el Principio de Correspondencia? Su enunciado dice “Como es arriba es abajo. Como es adentro, es afuera.” Y en este caso exactamente igual. Tu cuerpo refleja lo que tus palabras dicen. Si no, pruébalo. Siéntate tranquilamente en un lugar donde nadie te moleste. Ahora piensa en una frase que sepas que es totalmente verídica. Nada más “enunciar”, verbalmente o mentalmente, la frase, percibe tu cuerpo, cómo vibra. Siente cada uno de tus poros. Percibe cómo todo él vibra. Ahora haz lo mismo pero con una frase que sepas a ciencia cierta que es falsa. E igual que antes, detente por un instante a percibir tu cuerpo, su vibración, cada uno de sus átomos. ¿A que la respuesta es totalmente diferente? ¿Verdad?

Esto mismo que tú internamente percibes en tu cuerpo, también se refleja externamente. Tú no te das cuenta, pero tu cuerpo habla por ti. Muchas veces es un tic, un ligero movimiento de labios, un movimiento con la mano tocándote la oreja o rascándote el moflete… Así, hasta infinitas posibilidades. Es una respuesta inconsciente del cuerpo. Como sabe que no es cierto, se contrae él solo. Pero claro, cada uno tiene su propia respuesta. Por eso te voy a proponer un juego. Es algo que solemos hacer en nuestros talleres.

Poneos de dos en dos, uno frente al otro. Y deciros, de forma alternativa, frases que sean verdaderas y otras que sean falsas. Veréis cómo vuestros cuerpos contestan de diferente modo. Intentad percibir cómo responde el cuerpo de la otra persona. ¿Descubrís cuándo miente y cuándo no? Seguro que sí.

Además, os voy a dar una pista más. A parte de los tics que cada uno tenemos cuando estamos mintiendo, hay otra respuesta corporal que tampoco podemos controlar. Cuando estamos mintiendo a alguien, dejamos de mirar directamente a los ojos de nuestro interlocutor. Esa “vergüenza”, “temor”, o llámalo como quieras, que sientes internamente de forma inconsciente hace que bajes la mirada y evites mirar fijamente a los ojos de la otra persona.

En definitiva, lo que te decía al principio. Nuestro cuerpo habla por nosotros. Él sí que siempre dice la verdad. Es algo que no podemos controlar. Nuestro cuerpo identifica perfectamente lo que es cierto o no y va a responder de un modo u otro en función de ello.

Como es adentro, es afuera.

-Sara Estébanez-

Si quieres saber más sobre este tema, tenemos dos talleres en los que podrás profundizar más. Aquí te dejo los enlaces para que los veas.

Comprendiendo la Realidad Básico

Comprendiendo la Realidad en Pareja