– ¿Quieres que te cuente lo que me pasó el otro día? Después de hacer la compra, me fui para el coche donde me esperaba mi pareja. Al llegar me encontré a mi pareja hablando con una persona pidiéndole disculpas por haber tenido una falta de respeto un día de calentamiento.

– ¡Qué valiente por su parte! ¿No?

– Reconocer un error y encima pedir disculpas por él, es algo que no todo el mundo hace.

– Pues no, la verdad.

No estamos acostumbrados a que alguien nos pida perdón. De hecho, su respuesta fue basada en el rencor que sentía hacia mi pareja por lo sucedido en ese momento. No estaba escuchando que le estaba dando la razón. Tanto era así, que estaba buscando todo tipo de enfrentamiento para de este modo generar una pelea. Gritaba a mi pareja. Le faltaba al respeto. Pero no consiguió lo que deseaba. Ahí estábamos los dos quietos, con voz calmada y hablando de forma pacífica. Pero la cosa no acabó ahí. Cuando ya nos íbamos cada uno a su coche, yo le dije “Hasta luego. Sé feliz.”

– Sí, es algo que haces de forma habitual.

– ¡Efectivamente! ¿Pues sabes cuál fue su respuesta? Otra vez fue a la gresca. “¿Qué pasa, que me estás vacilando? ¿Te estás riendo de mí?” Me contestó gritándome.

– ¡No fastidies!

– Del mismo modo en el que no estamos acostumbrados a que nos pidan disculpas, tampoco estamos habituados a que alguien nos desee el bien. Nos creemos que el de afuera quiere de todas, todas, lo peor para nosotros. Pero no siempre es así.

– Tienes razón. Muchas veces pensamos de ese modo.

– No somos conscientes de que lo que le estamos deseando que le suceda al de enfrente, en realidad, estamos deseándonoslo a nosotros mismos. “Como es adentro, es afuera.” El otro es un reflejo mío. Lo que proyecto en él, lo estoy proyectando en mí. Si le deseo que le vaya bien en la vida, estoy diciendo que también quiero que me vaya bien a mí. Y si todo mi afán es que le vaya mal a la otra persona, estoy tirando piedras sobre mi propio tejado. Estoy generando lo peor para mí.

– ¿Y qué pasó al final?

– Nada, la pareja de la otra persona se disculpó por ella y cada uno se fue por su lado.

-Sara Estébanez-

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