Desde sus inicios, el ser humano ha perseguido el bienestar a todos los niveles. Físico, mental, emocional, afectivo, económico, social…
El ser humano es la suma de cuerpo, mente y alma. Ya desde la Grecia antigua se hablaba del alma como el alimento Divino sin el cual la vida no podía existir.
El cuerpo está relacionado con todo lo físico: los órganos, respiración, alimentación, reproducción… La mente se ocupa de todos nuestros pensamientos, nuestra forma de razonar, la memoria… Y, por último, nuestra alma relacionada con todas nuestras emociones y sentimientos. Hoy nos vamos a ocupar de estas últimas.
Seamos conscientes o no, las emociones están presentes en todo momento. Rigen nuestro día a día. Toda situación que vivimos genera en nosotros una emoción, ya sea ésta positiva o negativa. Y desde esa emoción que sentimos, pensamos y actuamos.
Todo lo que nos acontece da lugar a una respuesta emocional. Y nuestro cuerpo responde a esa emoción aunque no nos demos cuenta.
Si no, compruébalo. Piensa en cosas que te gustan, en situaciones que te agradan. Cierra los ojos y detente a observar cómo sientes tu cuerpo.
Ahora, haz lo mismo con ideas negativas. Con cosas que te desagraden, situaciones, personas. Y ahora cierra tus ojos. ¿Cómo te sientes a nivel físico? ¿Y a nivel emocional?
Sentimientos positivos como amor, pasión o alegría, hacen que nuestro se encuentre en una vibración más alta. Las venas se dilatan y nuestro corazón bombea la sangre de forma fluida. Nuestra piel brilla más. El aparato digestivo funciona correctamente absorbiendo los nutrientes que necesitamos y expulsando los que le sobran. La musculatura está relajada. Y así hasta el infinito cuando vibramos en emociones positivas.
El conflicto surge cuando tenemos emociones negativas como odio, rencor, ira, nos encontramos en situaciones que no somos capaces de digerir o procesar, cuando no nos expresamos. Ahí la cosa se complica.
Nos encontramos con efectos secundarios como contracturas, estreñimientos, acidez de estómago, úlceras, dolores musculares, infartos, problemas respiratorios o de corazón. La mayoría de ellos tienen su origen en este segundo tipo de emociones.
Nuestro cuerpo responde a lo que sentimos en cada momento.
¿Tú decides a qué emociones dar más valor?
-Sara Estébanez-
También puedes seguirnos y ver nuestras publicaciones en:
https://www.facebook.com/relacionesdepareja
https://www.facebook.com/comprendiendolarealidadcom
https://www.instagram.com/sexualidad_crecimiento/