Como comentábamos en artículos anteriores, “todo vibra”. Es la premisa en la que se basa el principio de vibración. Los electrones giran tan rápido alrededor de los protones y los neutrones que dan la sensación de que todo lo que tocamos es sólido e impenetrable. Pero no es así. En realidad, la mayor parte de un cuerpo físico es energía. Sólo el 0,001€ es materia. Increíble. ¿Verdad?

Casi el 100% de lo que nos rodea en realidad es energía. Pero energía en movimiento. No es estática. Nosotros somos energía pura.

Pero ¿por qué somos como somos? ¿Qué determina que seamos así y no de otro modo? La respuesta es sencilla. Nuestros pensamientos, nuestras creencias y nuestras acciones son los que crean la persona que somos. Somos el resultado de lo que hemos pensado y hecho en el pasado. Eso sí, todo ello dependiendo de lo que creíamos que podíamos conseguir o no. Aquello con lo que nos creíamos con el derecho o con las habilidades necesarias para lograrlo. Si pensábamos que era inviable lograrlo o que con ello íbamos a perjudicarnos a nosotros mismos o a los de nuestro alrededor, nada. Difícilmente lo habremos conseguido. Nuestras creencias condicionan nuestra realidad.

Por eso te invito a que hagas el siguiente ejercicio de introspección.

Coge papel y lápiz. Divide el papel en varias columnas. En cada una de ellas apunta un ámbito de tu vida: relaciones sociales, estudios, trabajo, pareja, salud. Estos son una orientación. Si quieres añadir alguno más, siéntete libre de hacerlo.

Una vez hecha la división en columnas, responde internamente a esta pregunta.  ¿Cuáles son tus creencias con respecto a cada uno de los bloques que has puesto? Cuanto más sincero/a seas contigo mejor. Todo este conjunto de creencias son las creadoras de tu realidad. Son las causantes de que hayas conseguido tus objetivos o no. Las que han hecho que tu relación de pareja sea como es. Y así en todos los ámbitos de tu vida. Son el “por qué” de nuestra realidad.

Pero no desesperes. Todo lo contrario. Ahora que ya sabes la causa de tu realidad, tienes el cetro de poder para cambiar aquello que sea necesario y conseguir la realidad que tanto deseas. ¿Cómo? Sencillo. Cambiando de creencias.

Una creencia tiene varios posibles orígenes. Pero esto está en el pasado y el pasado no se puede cambiar. Lo que sí podemos modificar es el presente y con él nuestro futuro.

Toda creencia se va formando por aquello que damos como cierto y por los pensamientos repetitivos que tenemos a cerca de ello. Aquello que hemos dado como cierto y sobre lo que hemos centrado nuestra mente se instala directamente en nuestra mente subconsciente. Crea redes neuronales las cuales se van fortaleciendo según vamos teniendo un pensamiento. Cuantas más veces lo tengamos, más potente será dicha red neuronal.

Así es como se crearon todas las creencias que tenemos ahora. Pero también es como podemos instaurar nuevas creencias en nuestro subconsciente.

Con la repetición de nuevos pensamientos lo que estamos haciendo es generar nuevas redes neuronales. Al principio, dichas redes neuronales serán muy tenues, con pocos lazos. Pero según vayamos repitiendo estos nuevos pensamientos, esas redes neuronales se irán fortaleciendo.

Y a la inversa sucede exactamente lo mismo. Cuanto menos pensamos en la creencia que queremos eliminar, más tenue se irá haciendo esa red neuronal.

Pero muchas veces, cambiar de pensamiento de la noche al día no nos resulta del todo sencillo y nos encontramos repitiendo los pensamientos del pasado que nos han trajeron a esta realidad que es la que no deseamos. ¿Qué hacer en estos casos?

Hay una herramienta muy sencilla que nos puede ayudar: cancelar un pensamiento y poner su opuesto en su lugar. Veamos un ejemplo.

Pongamos que tienes la creencia de “No merezco ser feliz”. La idea contraria será “Sí merezco ser feliz. La felicidad está a mi alcance.”. Para cambiar de una creencia a otra lo ideal es que te repitas como si fuera un mantra la nueva frase que quieres integrar en tu subconsciente, “Merezco ser feliz. La felicidad está a mi alcance.” en este caso.

Luego, las veces que te venga la anterior idea, la que quieres eliminar, lo que deberás hacer es cancelarla. Dite “Cancelado, cancelado, cancelado.” y repetirte mentalmente tres veces la nueva idea que quieres desarrollar en ti.

Según vayas haciendo este ejercicio la vieja creencia irá desapareciendo y la nueva se irá integrando en tu subconsciente. Y poco a poco tus acciones empecerán a transformarse para adaptarse a la nueva creencia.

-Sara Estébanez-