En este artículo estuvimos viendo cuáles son tus 10 principales valores y cómo estos están relacionados con lo que acontece en tu realidad.
¿Recuerdas? En función de cuáles sean nuestros valores, vamos a prestar más atención a una osa u otra. Hasta ahí todo perfecto. Pero aún hay más. No sólo es que estén relacionados. Es que el que tengas unos valores u otros va a determinar tu realidad. ¿Cómo? Tus valores van a condicionar tus acciones. En función de lo que consideres correcto, actuarás de un modo u otro. Es decir, tus valores son la causa de que tú obres de un modo u otro. Aquí se ve claramente. Todo es Causa – Efecto. Después, esas acciones que has llevado a cabo se convertirán en la Causa de un futuro efecto. Y así hasta el infinito.
Veámoslo con un ejemplo.
Pongamos que uno de tus principales valores es el compromiso. Y hoy, en tu empresa, un cliente te pide un trabajo para mañana. ¿Qué haces tú? Como para ti es clave el cumplir todo aquello que prometes, ese día y esa noche trabajas hasta tarde para terminar aquello que has acordado darle a tu cliente mañana por la mañana. Como te has quedado, has conseguido terminarlo. Al completarlo se lo has podido entregar a tiempo. Al cumplir con ello, tu cliente te ha recomendado a un amigo para que le prepares otro proyecto. Esto supone más beneficios y más ingresos para tu empresa…
Y así podría seguir hasta el infinito.
Causa: Tu compromiso en hacer el trabajo – Efecto: Trasnochas.
Causa: Trasnochas – Efecto: Terminas el trabajo que acordaste entregar a tu cliente.
Causa: Has terminado el trabajo – Efecto: se lo entregas a tiempo.
Causa: se lo entregas a tiempo – Efecto: Te recomienda a un amigo.
Causa: Su recomendación – Efecto: Te llega un cliente nuevo
Causa: Tienes un nuevo cliente – Efecto: Tu empresa aumenta sus beneficios
…
Y no sólo eso. Una misma causa puede generar muchos efectos.
Recuerda que, como para ti es importante el compromiso, trasnochaste para entregar tu trabajo a tu cliente. ¿Consecuencia? Has dormido menos horas y hoy tienes sueño y estás cansado. Y como estás cansado no puedes rendir al 100% en tu trabajo. O estás más irascible… Y más y más. Así podría seguir hasta el infinito. ¿Verdad?
¿Hasta aquí estás de acuerdo conmigo? Imagino que sí.
La cuestión es que muchas veces no somos conscientes de esa rueda infinita que va generando un efecto que después se convierte en causa para luego traer otro efecto. Y así sucesivamente sin parar. Por eso hoy te propongo este ejercicio.
Coge uno de los valores que pusiste en tu lista del ejercicio anterior. Y analiza cómo condiciona ese valor a tu forma de pensar y actuar. Después, estudia cómo dichos pensamientos y acciones te llevan a otro fruto. Y cómo éste te lleva a otro. Así puedes continuar hasta donde te plazca.
¿Por qué este ejercicio?
Sencillo. Para ver cómo todo es una rueda en la que tú eres el director o directora de todo lo que sucede en función de aquello a lo que des como correcto y verdadero y las acciones que lleves a cabo.
Adelante.
-Sara Estébanez-