¿ORGULLO O CULPA?
Hoy te voy a hablar de un libro que generó en mí un antes y un después. La verdad, te lo recomiendo. Es “El juego interior del tenis” de Timothy Gallwey.
En él el autor nos explica cómo cada uno tiene su propia manera de hacer las cosas. Y cómo esto ayuda a la persona a sacar de sí misma unas cualidades que no saldrían si alguien de fuera le “obligase” a hacerlo del mismo modo que ella. Pero bueno, vamos a lo que te quería contar.
En él Gallwey cuenta cómo se sintió el día que ganó un torneo de tenis. Al principio el orgullo corría por sus venas. Es lo que su padre le había inculcado: “Ganar es maravilloso y eso es lo que tienes que hacer.”. Pero justo después, su madre le hizo sentir culpable por haber ganado. “Pobrecito. Qué mal deberá sentirse tu contrincante.”
Y en verdad, así es como vemos nuestra realidad. Nuestro día a día es así la mayoría de las veces. Si yo gano, el otro tiene que perder, sí o sí. Pero… ¿Por qué mirarlo desde ese punto de vista? ¿Por qué no verlo desde un “los dos ganamos”?
Siguiendo con el ejemplo del partido de tenis. Efectivamente, uno ha ganado y su adversario ha sido derrotado. El primero continúa en el torneo y el otro no. Hasta ahí todo genial. El ganador es un manantial de emociones positivas: realización, alegría, fuerza… Y el perdedor, todo lo contrario: decepción, desesperanza, desánimo… Pero, ¿por qué no verlo de otro modo?
Cuando perdemos, cuando vemos nuestras metas truncadas, nos sentimos abatidos. Lo vemos todo desde el lado “negativo”. Nos vamos al polo de lo “negativo” no salimos de él. Pero, y yo me pregunto. ¿No podríamos ver lo acontecido desde el lado “positivo” y como algo ventajoso? Yo creo que sí.
Veamos cómo.
El perdedor, sí, ha perdido. Pero durante el partido ha podido percatarse de cuáles son sus puntos débiles, su servicio, su revés… Al tomar conciencia de en qué ha fallado más, puede saber qué aspectos de su juego son los que debe mejorar. Y desde ahí puede diseñar entrenamientos. ¿Consecuencia? Mejorará sus cualidades e irá creciendo como tenista. Y, por qué no, a lo mejor crece tanto que se convierte en el número uno del tenis.
Por el contrario, el ganador dejará de lado todo este análisis. Irá a la siguiente ronda sin haber tomado conciencia de las aptitudes a mejorar. Esto sucede en la mayoría de los casos. Cuando ganas, cuando estás en ese lado positivo de la polaridad, ese análisis de tus puntos débiles se suele dejar de lado. ¿Consecuencia? Seguirá en el nivel como tenista.
Pero esto no es exclusivo a los deportes. En todos los ámbitos de nuestra vida vemos las cosas como buenas o malas. Nos quedamos sólo ahí. No vamos más allá.
¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué no buscar el “lado bueno” de aquello que vemos como negativo? Todo lo tiene. Si no, analízalo. Búscalo. Seguro que lo encuentras. A lo mejor el plantón que te dé un amigo te permite encontrar al amor de tu vida. O estudiar algo que no te gusta te abre en un futuro puertas que te llevan a cumplir tus sueños.
Nunca podemos saber a dónde nos llevan los acontecimientos de nuestro día a día. Pero lo que sí podemos hacer es buscarles el lado positivo en todo momento.
Todo depende del ojo con el que lo mires.
-Sara Estébanez-