Muchas veces vivimos situaciones a las que denominamos “casualidades”. Ejemplos hay mil. Voy a comprar y me encuentro con el vecino del quinto. Estaba pensando en un amigo y de repente me llama. Seguro que experiencias de este tipo has tenido muchas. Pero, ¿de verdad son casualidades? ¿Son situaciones que aparecen ahí porque sí de repente?
¿Por qué esta pregunta? Fíjate. Analízalo desde los siete principios herméticos.
Desde el Principio de Mentalismo: ¿Estabas pensando en esa persona que te encuentras o en quien te llama?
El de Correspondencia: ¿has recapacitado en qué te refleja esa persona? ¿Qué aspecto de ti está reflejando? A lo mejor no lo has identificado y está ahí mostrándotelo.
Y claro, la definición del Principio de Vibración lo dice claro, “vibraciones iguales vibran juntas”. ¿Puede ser que estés vibrando con esa persona y al pensar en ella esa vibración, esa “unión” se haga más intensa y haga que aparezca ahí frente a ti?
O justo al contrario, el Principio de Polaridad te puede estar mostrando ese punto opuesto al tuyo. Que claro, no es opuesto, en ciertos momentos tú actúas del mismo modo, pero a lo mejor no lo reconoces. Entonces volvemos a lo mismo, “como es adentro, es afuera”, Correspondencia. Te está mostrando esa parte que no ves de ti.
Y de ahí podemos ir al Principio de Ritmo ya mezclando todos los anteriores. ¿Será que lleváis el mismo ritmo de vida y entonces vibráis igual y por eso os encontráis? ¿O será justo lo contrario? Que debes igualar tu ritmo al suyo o que tú tienes que enseñarle a vivir y hacer las cosas al tuyo.
¿O es que has hecho algo que generase que coincidieseis? Ahí está funcionando el Principio de Causa y Efecto. ¿Qué causa ha generado el hecho de encontraros? ¿Qué has pensado? ¿Qué has hecho para que se diese esa situación? Y lo pongo en ti, tú eres el responsable de que tu realidad sea la que es.
Y por último está el Principio de Género. A lo mejor los dos sois la suma de dos polos opuestos. A lo mejor esa persona con la que te encuentras está en un polo y tú en el otro. Por ejemplo, tú eres quien compra la comida en el supermercado y la persona con la que te encuentras es la encargada de cobrar en la caja. Los dos formáis un todo, el consumo, la existencia de ese comercio. Sin el comprador y sin el vendedor o la persona que cobra, ese establecimiento no podría estar.
Por todo esto yo te pregunto. ¿Es casualidad o causalidad lo que nos pasa en nuestro día a día, esas coincidencias tan extrañas? Las que muchas veces damos como irrelevantes. Están ahí porque sí. Pero lo acabamos de ver con los Principios Herméticos. En nuestra realidad todo está interrelacionado aunque no seamos conscientes de ello.
-Sara Estébanez-
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